El CPAP, acrónimo en inglés de “Presión Positiva Aérea Continua”, es un dispositivo que proporciona aire a una determinada presión continua a la vía aérea.
La persona que lo usa se lo coloca al ir a dormir mediante una mascarilla habitualmente por la nariz. El aire a presión penetra por la nariz y hace expandir la vía aérea colapsada, liberándola de las obstrucciones que provocan el ronquido y apneas.
Se ha demostrado que el CPAP mejora los episodios obstructivos nocturnos, disminuyendo las complicaciones derivadas del SAHS como la somnolencia y mejorando incluso las cifras de tensión arterial.
Es importante que las personas que usen CPAP sean revisadas por un otorrinolaringólogo que confirme que su nariz se encuentra libre de obstrucciones para poder recibir el máximo beneficio de su uso.